Seguiré

(O seah)


Oh, Dios.


¿Estás enfermo, que no te escucho?

Acerca tus labios fríos a mi oreja

Y dí que me amas.

Quiero escucharlo desde tu misma boca.


He renegado el mundo entero por ti

Y tú, mudo como una roca.

Aunque las piedras gritan tu nombre,

Tú, tan inerte como una eternidad


Tu voz es el sonido de las aves al amanecer

Y es el sonido de la metralla segando vidas.

¿Para qué cosechas?

Hablemos claramente.

Hasta hoy solo escuchas


A tus oídos, los motiva solo la alabanza.


Vamos.

Estoy esperando tu llamada

Y el tiempo es escaso

Y sabemos de quien es la culpa.

Tu empezaste primero

Yo solo he sido pasto seco a tus ansias

Alguien dijo me habías bautizado en aguas salvadoras.

Y bañado en el fuego de tu propia lascivia.


Oleadas flamígeras recorrieron mi cuerpo

Encanecieron tus cabellos,

Agrietaron la superficie de tu vientre

Pero si me llamas

Supondré que eres dueño de mi alma


No te adoro, es cierto

Pero bien podría adorarte

Si tu impulso llegar pudiera

A los confines de tus praderas y mis prados


Nunca pensaste que mi alma es dueña de tu grandeza.

¿Por qué no llamas para conversarnos un rato?


Digo:

Oh Dios, ¡estás allí?

Porque El siempre debería estar allí.

O en el más allá

Que es donde descansan las almas puras

Liberadas de todo girón de quehaceres mundanas


Oh, Dios.

Si estás ahí

Percute dos veces el campanil

Del recuerdo olvidado.

Y déjame arrebatarle a los menessterosos

Los girones de tu alma.