Tenerte
Algoritmos
Déjame tenerte, Jesús Cristo, entre mis brazos
Y acariciar de la corona sus espinas.
Déjame ser el clavo que sujeta al duro leño
El quebranto de tu pie y de sus estigmas.
Deja que mis labios vinagrosos
Refrescarse puedan en tu boca enardecida.
Déjame oler el dulce aroma.
De la miel de tu llaga escarnecida.
Deja que los siglos de los siglos
Sean la fuente de tu sangre dolorida.
Deja que el clamor de tus ovejas
Sean la causa de tu ira emputecida.
Déjame beber la sapiencia de tu boca
Y macerar en tinieblas la luz del medio día.
Déjame decir, Señor, oh, cuanto amo
La tortura de tu ausencia desmedida.